Era la tarde del lunes, ya casi las 7:00 de la mañana y la familia comenzaba su rutina normal. El señor Orgen Benz llevaba a sus hijos a la escuela. La señora Katherine se iba a trabajar. Luego, el señor Orgen partía a la fábrica de su padre como todos los días.
Era una familia con mucho dinero, ya que eran dueños, por varias generaciones, de la empresa “Automóviles Mercedes Benz”
Hacía pocos meses el señor Orgen había quedado a cargo de la empresa debido a que su padre se había jubilado.
Ahora con un mayor cargo, sus obligaciones eran mayores: él debía levantarse a las 5:30 de la mañana para poder asistir a su trabajo a las 6:15; cuando llegaba debía recurrir al encargado del turno anterior. Éste le contaba las movidas de la noche como quiénes entraban y salían de la fábrica.
Una de esas mañanas rutinarias, el Sr. Benz se encontró en una situación confusa y grave, el encargado no estaba en su puesto y faltaban 75 autos muy valiosos de la empresa.
La puerta del primer piso era de vidrio, ya que era resistente a golpes y balas; éste se encontraba cerrada con llave. Éstas llaves las tenía que tener el portero y el encargado de la zona.
Como es de suponer, las llaves no las tenía él, estaban arriba de su escritorio, su oficina era una garita muy sofisticada con puertas de vidrio. Estas se encontraban rotas.
El Sr. Benz llamó a la policía, a los bomberos y a su esposa Katherine. Los tres suponían diferentes versiones, pero la más aceptada era la del detective Jack C. Él afirmaba que era una complot, probablemente de tres o cuatro personas; debido a que ninguno de los empleados había visto nada y supuestamente era todo normal.
Uno de los más sospechosos era el portero, ya que tenía el control. Otro era Fernando, el encargado de la zona; y el otro era el que estaba a cargo de cuidar los autos. De la fábrica.
Los detectives investigaron día y noche. Pero no aparecían antecedentes de ninguno.
Una de las pistas encontradas fue un bota roja, cuyo color les parecía extraño.
La mujer de Benz, Katherine era “amante” del rojo, pero no sospechaban de ella. Un día, el Sr. Benz no la encontró en su casa y decidió esperarla. La mujer llegó con un auto sospechoso, era uno de los asuntos que faltaban en la fábrica. Ella no estaba sola, se encontraba con dos sospechosos más. El Sr. Benz decidió esconderse y luego seguir el auto en donde estaba su esposa. Era ella la mujer Benz que tenía el control del comercio y quería la fortuna de su marido.
Rapidamente, llegó la policía, la esposaron y se la llevaron a la cárcel para interrogarla. Ella contenía varios antecedentes pasados anónimos. Benz y sus empleados siguieron con sus ventas y su buen comercio, y también pudieron recuperar esos autos que habían desaparecido.
Era una familia con mucho dinero, ya que eran dueños, por varias generaciones, de la empresa “Automóviles Mercedes Benz”
Hacía pocos meses el señor Orgen había quedado a cargo de la empresa debido a que su padre se había jubilado.
Ahora con un mayor cargo, sus obligaciones eran mayores: él debía levantarse a las 5:30 de la mañana para poder asistir a su trabajo a las 6:15; cuando llegaba debía recurrir al encargado del turno anterior. Éste le contaba las movidas de la noche como quiénes entraban y salían de la fábrica.
Una de esas mañanas rutinarias, el Sr. Benz se encontró en una situación confusa y grave, el encargado no estaba en su puesto y faltaban 75 autos muy valiosos de la empresa.
La puerta del primer piso era de vidrio, ya que era resistente a golpes y balas; éste se encontraba cerrada con llave. Éstas llaves las tenía que tener el portero y el encargado de la zona.
Como es de suponer, las llaves no las tenía él, estaban arriba de su escritorio, su oficina era una garita muy sofisticada con puertas de vidrio. Estas se encontraban rotas.
El Sr. Benz llamó a la policía, a los bomberos y a su esposa Katherine. Los tres suponían diferentes versiones, pero la más aceptada era la del detective Jack C. Él afirmaba que era una complot, probablemente de tres o cuatro personas; debido a que ninguno de los empleados había visto nada y supuestamente era todo normal.
Uno de los más sospechosos era el portero, ya que tenía el control. Otro era Fernando, el encargado de la zona; y el otro era el que estaba a cargo de cuidar los autos. De la fábrica.
Los detectives investigaron día y noche. Pero no aparecían antecedentes de ninguno.
Una de las pistas encontradas fue un bota roja, cuyo color les parecía extraño.
La mujer de Benz, Katherine era “amante” del rojo, pero no sospechaban de ella. Un día, el Sr. Benz no la encontró en su casa y decidió esperarla. La mujer llegó con un auto sospechoso, era uno de los asuntos que faltaban en la fábrica. Ella no estaba sola, se encontraba con dos sospechosos más. El Sr. Benz decidió esconderse y luego seguir el auto en donde estaba su esposa. Era ella la mujer Benz que tenía el control del comercio y quería la fortuna de su marido.
Rapidamente, llegó la policía, la esposaron y se la llevaron a la cárcel para interrogarla. Ella contenía varios antecedentes pasados anónimos. Benz y sus empleados siguieron con sus ventas y su buen comercio, y también pudieron recuperar esos autos que habían desaparecido.
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